La reclamación se basa en el tiempo de espera del cliente (diez minutos más de lo habitual).
Lo curioso es que el cliente en ningún momento me dijo nada, a pesar de escribir la reclamación antes de ser atendido.
Cual fue mi sorpresa al leer la reclamación al final de la jornada laboral, a sabiendas del trabajo bien realizado !
Se supone que la presentación de quejas y reclamaciones se configura como un mecanismo de resolución de conflictos, en mi caso ha generado lo contrario.
Una noche de insomnio y reflexión han generado consecuencias para el cliente, que recibirá una llamada para limitar ciertos privilegios otorgados.
Seguiremos informando...